China, una oportunidad

A pesar de los registros de un sobrecalentamiento de las economías alrededor del mundo, el debate respecto a si estamos llegando al peak de las perspectivas de inflación sigue encendido, lo cual golpea a los mercados en el último día del mes de mayo.

¿Qué se ve, qué no se ve?

¿La eliminación de los aranceles podría llegar a ser una luz en la oscuridad inflacionaria?

La guerra comercial entre Estados Unidos y China no ha recibido mucha atención de los medios de comunicación en los últimos años (comprensible, dado que el mundo está sufriendo su primera pandemia global en un siglo y la guerra finalmente ha estallado de nuevo en Europa). Sin embargo, la política de la era Trump sigue siendo un lastre para la economía mundial y, fundamentalmente, un vector de aumento de costos para el consumidor estadounidense. Esto, por supuesto, significa que la relajación de dichas políticas presenta un posible catalizador alcista para el consumidor estadounidense. Y, dado que el consumidor estadounidense sigue siendo un motor del crecimiento mundial, también sería un catalizador al alza para la economía mundial.

En el último mes, los aranceles han vuelto a ser un tema mucho más candente. El 3 de mayo, en el marco de la obligación legal de revisar los aranceles cuatro años después de su implantación, se pidió a las empresas estadounidenses que se pronunciaran sobre si querían que continuaran.

El Sr. Biden ha dicho que está estudiando cambios de hasta el 25% en los aranceles, que se aplican a aproximadamente dos tercios de las importaciones estadounidenses procedentes de China, por un valor de unos 335.000 millones de dólares anuales.

Dominion, al igual que la mayoría de los economistas racionales, considera que la eliminación de los aranceles es un “beneficio para todos”. Podría suponer una reducción de costos muy necesaria para los consumidores y las empresas estadounidenses, al tiempo que daría un impulso a la economía china al ayudar a sus exportadores. Desde el punto de vista económico tiene sentido (el mejor sentido), pero desde el punto de vista político es más difícil de aceptar.

De cara a las elecciones intermedias de noviembre, una administración impopular como la de Biden, que está viendo caer sus índices de aprobación, tendrá que decidir si el objetivo de vencer a la inflación merece la pena que sea blando con China.

La eliminación de los aranceles comerciales sería un paso importante no solo en la lucha contra la inflación, sino que también serviría para invertir la tendencia de la “slowbalisation” (la ralentización y, en algunos casos, la inversión de la globalización). Sin embargo, no es una vía de sentido único y requeriría alguna cesión por parte del gobierno chino como respuesta.

En el primer Informe Semanal de este mes, expusimos nuestra “visión optimista” del futuro; especulamos que “la próxima década de China [podría] caracterizarse no por la confrontación con Occidente y las costosas guerras comerciales, sino por la constatación de que vale la pena ser amigo de Occidente”, lo que haría que el país pivotara “hacia una política de comercio más abierto y un trato más justo con el resto del mundo”.

Fuentes: Bloomberg, Yahoo Finance, Marketwatch, MSCI.

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